Ya no hay que tomar así…
- Ibon Lemura
- 14 sept 2015
- 2 Min. de lectura
A veces me pasa eso a lo que llaman “déjà vu” casi cada nini lunes a.k.a Loopnes, cuando vivo en Muertelandia y no aguanto mi existencia, siento cómo la luz del día amenaza con derretirme.
Generalmente es cosa de pasar un día reposando en mi cuarto viendo un maratón de Los Caballeros del Zodiaco para que mi mente se ocupe en entender la compleja historia de Seiya y sus amigos y evitar así que entre aquella temible “cruda moral” que a veces es peor que tener la boca seca con hedor a chivo.
Y así estaba un lunes, como cualquier otro, entonces partí a la cocina para recibir el alimento que calmaría un poco mi sufrimiento, justo cuando estaba a punto de embutirme esos suculentos fideos (uno de los platillos preferidos de todos los ninis) llega mi novio y me dice:
“oye, ¿y quién es esa morra que está dormida en el sillón?”
Sentí como se me deshacía la cara y se mezclaba con la Valentina en el vaso de unicel.
Era cierto, una mujer yacía deshecha en uno de los sillones de la sala de mi casa convertida la noche anterior en un karaoke de mala muerte.
La aparición de ésos dispositivos electrónicos con cámaras que se alojan en el bolsillo del pantalón, ha llegado para poder registrar cada momento y hacerlo inolvidable. Parte de la muerte que me lleva cada lunes consiste justamente en no recordar gran parte del festival del ridículo del fin de semana. Gracias a esos aparatejos, extensión de la memoria es que aplico la frase del déjà vu.
Y comenzaron a llegar las imágenes, descubrí que el lugar a donde salimos se parecía más al bar de Star Wars y menos a un bonito salón familiar provinciano, supe que conviví con nada más y nada menos que Honda de Street Fighter, de carne y hueso y lo peor, la causa del bullying de todos, descubrí que me dediqué a cumplir las intenciones que la morra que despertó en mi casa albergaba hacia mi, y que pasamos la velada cantando los éxitos de Gloria Trevi. Les comparto algo de las imágenes de la hazaña, (algunos de los rostros de los participantes permanecen ocultos).

Después del desfile de fotos y videos, recordé que la doña del Star Wars de Tepozotlán nos corrió ojetemente y yo salí gritando “ay señora no mame, ni soy lencha”.
Un fin de semana más de: ni pena, ni gloria.
Comentários