Dejar todo y tomar el sol
- Pidro
- 7 oct 2015
- 2 Min. de lectura
"Ver hacia atrás y ver felicidad, ¿eso es una meta no?"
Roman Polanski
Siempre he sentido empatía por la vagancia y quiero que me recuerden como un “aplana calles”, no sé de donde sale mi afición por el maratón callejero pero nunca he tenido problemas con llegar caminando a algún lugar y es que se conoce a detalle la ciudad.
A manera de rebeldía ante el sistema, cuando salgo del trabajo me gusta tomar rutas más largas y caminarlas bajo pretexto de que no conocía la calle. La cosa es que ser vago es de lo que más disfruto, puedo decir que lo padezco, si algún fin de semana me quedo en casa desde el viernes hasta el domingo me pongo de malas, en palabras de madreapapachadora: parezco león enjaulado. Y si, la verdad yo no sé si nací para amar, pero si para vagar.
Y justo ayer me encontraba en uno de mis paseos, cuando una imagen de felicidad y plenitud me sorprendió; tenía ante mis ojos a un vagabundo, a un homeless, un Don de la calle que estaba reclinado sobre la estatua que está en Juárez y Reforma, ‘iren la foto:
Tomar el sol en uno de los cruces más importantes de la Ciudad de México es lo más punk que haya visto en años, ese compadre tenía todo: la pose cincuentera de Brigitte Bardot, los ojos cerrados y el mentón hacia el cielo.
Toda la rudeza y anarquía que me creía cargar por dar la vuelta a la hora del trabajo se quedó corta ante semejante desplante de libertad. Después de los celos me vino un sentimiento de esperanza porque ese Don me enseñó que sin importar nada, siempre habrá momentos como esos para disfrutar algo tan básico como el sol.
Jugando a las escondidas con mis metas.
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