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Ciudad dónde no pasa NADA

  • McPapi
  • 30 sept 2015
  • 3 Min. de lectura

Un día nublado, lluvioso y campechanón, entre el Clásico de Clásicos y la espera acumulada de un año sin respuestas claras.

Por qué no pensar en qué nos divide, darnos el chance de un roll por el centro de la Ciudad de México, nomás para saber ¿qué es lo que se grita?, ¿por qué hay tanta gente?, ¿de verdad hay gente de todos lados?, ¿es como lo dicen en las noticias?

Cada una de estas preguntas y muchas más quedan resueltas, algunas ¡te provocan más curiosidad!, sí, de verdad es un experimento interesante, acercarte a escuchar tanto revuelo por las calles.

En mi caso recuerdo esperar la fecha con ansia, viendo con quiénes me reuniría, en qué punto me vería y para dónde correría… por si acaso, claro. Entonces llegas a la bulla de caos vial, te dan señas hacia dónde es la ruta que estás buscando pero es el conteo por lo que te terminas guiando, el conteo del 1, 2, 3, 4, 5… 42, 43 ¡JUSTICIA! Te eriza la piel y te hace sentir en compañía de más personas que están en la misma línea de indignación, de sospecha ante la intriga, “hasta la madrismo”, etc.

Que claro está, entiendes la imagen completa al ver a gente de todas las edades y de todos los colores, de todas las clases, lleno de cámaras para la selfie o para avisar cómo va la situación durante el trayecto o avisar donde se arman los trancazos. ¡Vaya que es una variedad!

Lo más impactante viene cuando ves a lo lejos un grupo numeroso, encabezado por madres y padres cansados, pero con toda la energía para andar aún bajo la lluvia. Y más atrás cientos o tal vez miles de personas acompañándolos incondicionalmente, en el fondo haciendo guardia ese emblema dorado que hace referencia a la INDEPENDENCIA.

No crean que nos esperaba un templete con sonido y el grupo del momento, ni el “box-lunch” con un “cambiecito” para distraer la “solitaria” o los pasajes de vuelta. ¡No!

Todas las personas íbamos de manera incondicional, cada quién con sus motivaciones u objetivos, pero con la misma línea.

Pd. Eso sí pasa en México, aunque crean que no.

Pero bueno, durante todo el andar, ibas encontrando a la banda con la que quedaste o te encontrabas con otros, seguías paso a paso, o brinco a brinco, o rodada a rodada (pa´las bicis), todos en la misma ruta y con el mismo discurso; con la consigna NINI de: “NI un desaparecidx más”, “Ni un muertx más”, buscando la respuesta a algo que se ha vuelto un chisme a voces, pero ya todxs sabemos qué pasó.

Finalmente te acercas al escenario favorito para los eventos de la zona centro de la Ciudad, esa plancha que ondea una bandera mojada de indignación y enajenación, escuchando a las madres y padres de 43 personas que “¿quién sabe dónde están?”, que se encuentran en un templete o escenario, como lo quieras llamar, pero que literal, llenaron la plancha del Zócalo y hasta algunas calles aledañas.

Cualquiera diría, una “marcha más”, “nada va a cambiar”, “ya ponte a trabajar”, pero pues cada quien elige qué palabras le gustan más, incluso “si ya saben cómo se pone, ¿para qué vas?”, pero algo que debo confesar, es que conocía a una tercera parte de quienes logré ver marchar, pero me emocionó saber que había dos terceras partes más que en la vida había topado, y sólo me hizo pensar: “A huevo, ya somos muchos más”.

Reporte final: Saldo blanco, sólo levantones y uno que otro catorrazo pero en este 26 de septiembre, Todxs en libertad.

 
 
 

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